Algunos piensan que 1 y 2 de Crónicas son sólo una copia de los libros de Samuel y Reyes. Pero Crónicas nos enseña lecciones adicionales muy valiosas, escritas para nuestro crecimiento espiritual.
Los dos libros que conocemos como 1 y 2 de Crónicas eran originalmente un libro, y se han conocido por diferentes nombres a través del tiempo. En el siglo cuarto, el escritor Jerome le dio el nombre de “Crónicas” al libro, al cual los judíos llamaban “Los eventos (o anales) de los días” o “Las palabras de los días”.
La Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento) usó el título de “Las cosas omitidas”, indicando así que 1 y 2 de Crónicas contienen varios incidentes y hechos que se omitieron en Samuel y Reyes —especialmente aquellos acerca del reino de Judá, el templo y su sistema de adoración.
Historia
El relato que precede 1 y 2 de Crónicas empieza con la creación en Génesis y termina con el cautiverio de Israel y Judá, y la proclamación del decreto de Ciro en 539 a.C. permitiendo el regreso de los judíos.
Los dos libros de Crónicas repiten parte de la misma historia, y terminan en el mismo lugar, al igual que los libros de 1 y 2 Samuel, y 1 y 2 de Reyes. Pero en Crónicas se hace hincapié especialmente en los reinos de David, Salomón, los reyes de Judá y el templo de Jerusalén. No se menciona la fecha de estos escritos, pero probablemente se escribieron entre los años 440 a 430 a.C.
Hastings’ Dictionary of the Bible [Diccionario de la Biblia de Hasting] afirma: “El contenido ha sido elegido cuidadosamente con el propósito de resaltar la importancia de Judá, la grandeza de la línea de David, el valor religioso de Jerusalén, y el rol de los levitas. Cuando se compara la narrativa de Crónicas con las narrativas anteriores de Samuel y Reyes el lector se convencerá principalmente acerca del pragmatismo del cronista” (p. 131).
La Biblia de estudio de NKJV añade lo siguiente: “Primera de Crónicas es una historia inspiradora. Debido a que se escribió después del exilio, el autor se esforzó en inspirar al remanente israelita acerca del extraordinario patrimonio espiritual de ellos. Acertadamente, el libro se concentra en David. Él no sólo fue el rey más importante de Israel, sino también uno de los líderes espirituales más importantes de Israel. Cuando él se convirtió en rey, una de sus primeras prioridades fue establecer el culto de adoración a Dios como el centro de la vida nacional de Israel.… Este fue el extraordinario legado espiritual de Israel: la verdadera adoración del Dios viviente” (introducción a 1 de Crónicas).
La importancia de repetir las cosas
Halley’s Bible Handbook [Compendio manual de la Biblia de Halley] hace el siguiente comentario: “Cuando creemos que toda la Biblia es la Palabra de Dios, diseñada para ser utilizada universalmente, nos preguntamos si Dios tenía algún otro propósito además de la necesidad inmediata que Esdras tenía de reasentarse en la tierra, y por ello repitiendo DOS VECES esta parte de la historia sagrada. Cuando algo se repite, quiere decir que es importante. Como mínimo, es un recordatorio de no olvidar ni dejar de lado esta parte de la Biblia… ya que cuenta la historia de Dios y su relación con su pueblo; y al leerlo, encontramos una de las joyas más valiosas de la Escritura” (pp. 213-214).
The Lion Handbook to the Bible [Manual de la Biblia de Lion] explica como esta repetición fue muy útil para los lectores de ese entonces, quienes habían regresado del exilio para reconstruir Jerusalén. “La nueva comunidad necesitaba estar conectada con el pasado. Ellos necesitaban saber la dirección apropiada a seguir para poder restablecer correctamente las prácticas de adoración. Y para que la historia no se repitiera, ellos necesitaban por encima de todo, recordar la lección más importante que la historia de ellos les había enseñado: que la prosperidad y el bienestar de ellos dependía totalmente de su fidelidad a Dios. La idolatría y el dejar las leyes de Dios siempre habían resultado, y siempre resultarán en juicio y desastre” (p. 286).