La carta de Pablo a los Colosenses muestra su preocupación por ellos y da una exhortación siempre vigente para que los cristianos estén alerta ante las ideas filosóficas de los hombres.
La carta de Pablo a los miembros de la Iglesia de Dios en Colosas —ubicada en la moderna nación de Turquía— fue una de sus cuatro epístolas de la prisión. Las otras fueron Efesios, Filipenses y Filemón. Probablemente, el libro de Colosenses fue escrito alrededor del año 62 d.C mientras que Pablo estaba en prisión en Roma y fue entregada a los miembros por Tíquico y Onésimo (Colosenses 4:3, 7-9, 18).
Al parecer, Pablo no empezó la congregación en esta ciudad. Los miembros habían aprendido la verdad de Dios a través de Epafras, quien era “un fiel ministro de Cristo” (1:6-7).
La Biblia no nos dice como llamó Dios a Epafras. De pronto fue uno de los que habían escuchado a Pablo y respondieron a su predicación años atrás cuando Pablo estaba en Éfeso —para el ministerio de tres años de Pablo había sido especialmente efectivo, alcanzando “a todos los que habitaban en Asia” (Hechos 19:1-10; 20:31).
Miembros de la congregación
El libro de Colosenses nombra a tres personas que residieron en Colosas: Epafras, que había establecido la congregación pero que ahora estaba con Pablo (Colosenses 4:12); Arquipo, un ministro ahora sirviendo a los hermanos (4:17); y Onésimo, un esclavo fugitivo que se había convertido en cristiano y fue específicamente identificado por Pablo como “uno de ustedes” (4:9).
Arquipo y Onésimo también son mencionados en el libro de Filemón (Filemón 1:2, 10). A través de estas referencias, nos enteramos de que Filemón también fue miembro de Colosas y que la congregación se reunió en su casa.
Esta situación de un esclavo fugitivo (Onésimo) que desde entonces se había convertido en cristiano y que ahora regresaba a su dueño cristiano (Filemón) era delicada. En vez de tratarla en el libro de Colosenses, Pablo escribió una carta separada a Filemón. Véase el artículo “Filemón” para una explicación de la magistral carta de tacto y diplomacia de Pablo acerca de esta situación.
Los miembros de Colosas tenían hermanos en dos ciudades cercanas: Laodicea y Hierápolis (Colosenses 4:13). En el libro de Colosenses Pablo instruye a los hermanos allí para que su carta sea leída a la Iglesia de los laodicenos y que ellos (los colosenses) lean la carta que Pablo escribió a los laodicenos (4:16). La carta a los laodicenos se ha perdido. No la tenemos hoy.
Las ruinas de Laodicea y Hierápolis han sido excavadas y están abiertas al turismo en la actualidad. Desafortunadamente, el área donde existía la ciudad de Colosas ha sido identificada pero aún no excavada.
El propósito de la carta
Pablo comienza su carta diciendo a los colosenses que él había oído de su “fe en Cristo Jesús” por Epafras. Los elogia por “producir fruto [espiritual]” (1:3-8) y luego les recuerda que su fundamento espiritual es Cristo. Pablo les advierte que: “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo” (2:8).
En esta carta Pablo no reprende específicamente a los miembros de Colosas por haber aceptado enseñanzas falsas, pero definitivamente pensaba que había algunas cosas en las cuales los miembros necesitaban tener cuidado. Ya que Pablo quería que esta carta fuera compartida con los miembros de Laodicea, las cosas que le preocupaban a Pablo tenían el potencial de afectar a otros además de los miembros de Colosas.
Los puntos cruciales sobre los cuales Pablo advierte a los hermanos incluyen palabras falsas pero persuasivas, filosofía y engaño vacío, las tradiciones de los hombres, principios básicos del mundo, adoración de ángeles, ascetismo y los mandamientos y doctrinas de los hombres (2:4, 8, 18, 20-22).Los puntos cruciales sobre los cuales Pablo advierte a los hermanos incluyen palabras falsas pero persuasivas, filosofía y engaño vacío, la tradición de los hombres, los principios básicos del mundo, la adoración de los ángeles, el ascetismo y los mandamientos y doctrinas de los hombres Cuando comparamos estos temas y algunas de las palabras adicionales usadas por Pablo en esta carta, es claro que él estaba advirtiendo a los hermanos para que tuvieran cuidado con las ideas asociadas con el gnosticismo —un movimiento hereje que era omnipresente durante los primeros tres siglos de la era cristiana.
Aunque el gnosticismo no florecería plenamente sino hasta el siglo II, sus ideas multidireccionales y erróneas —tanto hedonistas como ascéticas— ya se estaban desarrollando en la época en que se escribió el libro de Colosenses.