22_11

SANTIAGO

 

La carta que Santiago escribió, continúa produciendo controversia en la actualidad. ¿Es acaso el mensaje de Santiago diferente de las otras epístolas, o realmente todas dicen lo mismo?

La epístola de Santiago (junto con 1 Pedro, 2 Pedro, 1 Juan, 2 Juan, 3 Juan y Judas) forma parte de la sección de la Biblia conocida como las Epístolas Generales.  Pocos libros en la Biblia han recibido tanta atención y críticas como Santiago, debido a su apoyo incondicional a guardar las leyes de Dios.

De hecho, Martín Lutero en su introducción original del Nuevo Testamento, llegó hasta cuestionar su lugar en el canon del Nuevo Testamento. Él escribió: “Rehúso por lo tanto a darle [Santiago] un lugar entre los escritores del verdadero canon de mi biblia; pero tampoco impediría a nadie leerlo si así lo considera apropiado”. Él también la llamó “una epístola de paja” en comparación con Romanos, Gálatas y Efesios. ¿Por qué existe tanta discriminación en contra de la epístola de Santiago cuando “en los primeros años de la iglesia nadie realmente cuestionaba el valor de Santiago”? (William Barclay, The Letters of James and Peter [Las cartas de Santiago y Pedro], pp. 5, 8).

Esto se debe a que muchas de las iglesias tradicionales rechazan la idea de que Dios todavía requiere que guardemos la ley hoy. Ellos dicen que tales requisitos demuestran que estamos tratando de ganar nuestra salvación, o que la ley fue clavada en la cruz y que ya no se tiene que cumplir.

Pero Santiago dice claramente en su epístola que el guardar la ley de Dios es un requisito que los verdaderos creyentes, y todos los cristianos debemos cumplir (Santiago 2:10-12).

Antecedentes del libro de Santiago

Ha habido algunos debates acerca de quién escribió esta epístola, debido a que hay varias personas llamadas Santiago en el Nuevo Testamento. Pero parece haber un consenso general de que el autor de esta epístola fue Santiago, el medio hermano de Jesús y el líder de la iglesia en Jerusalén.

Objetivos de Santiago

Los propósitos más importantes de la carta de Santiago incluyen: