El mensaje del profeta Miqueas contiene serias advertencias, pero al mismo tiempo nos presesnta un mensaje de esperanza acerca de la restauración de Israel y el resto de las naciones. ¿Cuáles son las lecciones que podemos aprender del libro de Miqueas?
El nombre Miqueas es una abreviación de la palabra hebrea Mikayahu, que significa “¿quién es como el Eterno?”. Pareciera haber una referencia acerca de su nombre en Miqueas 7:18: “Qué Dios como tú, que perdona la maldad?”
El libro de Miqueas es el sexto libro de los 12 Profetas Menores.
Contexto histórico de Miqueas
Miqueas profetizó durante los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá (Miqueas 1:1). Jotam y Ezequías fueron reyes justos, pero Acaz fue extremadamente malvado.
Aunque Miqueas empezó a profetizar poco después que sus contemporáneos, Isaías y Oseas (Isaías 1:1; Oseas 1:1), su mensaje fue muy similar a los temas de sus compañeros profetas.
El mensaje de Miqueas
Halley’s Bible Handbook [El Manual de la Biblia de Halley] afirma: “El mensaje de Miqueas fue dirigido a Israel y Judá, pero más específicamente a sus respectivas capitales, Samaria y Jerusalén. Su mensaje contiene tres ideas principales: sus pecados; su destrucción; y su restauración. Estas ideas en el libro, seentrelazan entre sí, con transiciones abruptas entre la presente desolación y la gloria futura” (p. 366).
Miqueas pronunció fuertes acusaciones contra ambas Samaria y Jerusalén (Miqueas 1:5-6). Él fue testigo de la idolatría, corrupción en sus prácticas de negocios, deshonestidad, mentiras, sobornos, corrupción, y conflictos internos.
Dios no iba a permitir que estas prácticas malvadas y pecaminosas continuaran. A menos que ellos se arrepintieran de sus pecados, y obedecieran al mensaje de advertencia del profeta Miqueas, Dios iba hacer descender sobre ellos: hambruna, guerras, y finalmente el cautiverio nacional. Los reyes y líderes eran los principales culpables, porque ellos fueron los responsables de guiar al pueblo al pecado, aun cuando tenían el conocimiento de las leyes de Dios.
Israel y Judá estaban decayendo económicamente, socialmente y en el ámbito religioso. Desafortunadamente, la historia muestra que la terquedad de estas naciones, y en particular sus líderes, los llevaron al sufrimiento, aflicción, y finalmente al cautiverio nacional.